Voz la del hombre sereno que clama.
De aquel que se alza
y desde el pedestal de su conciencia invita
a comer a todos de la misma grama.
No me da la gana
de medir lo que sale por mi boca
porque soy yo y vuestros destinos
los que me producen
este dolor en mi alma,
estas penas innecesarias
y esta rabia
que solo puedo alejar
tecleando los botones de esa máquina
que yace amagada
en ese lugar impreciso
con líquidos y sustancia clara
al que los neurólogos estudian
como si fuera una máquina.
Neuroética, neuropolítica,
neuro es la palabra
y la ética en la política lo que hace falta.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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