Allí en Grecia morir es fácil
y no hace falta medicina paliativa
si uno encuentra gasolina
o un rascacielos de esos construido con prestamos de la Unión Europea
que tenga buenas vistas.
Es tal el desespero y tan pocas las ayudas
que los hay muy conscientes, ellos,
de que es preferible el suicidio con televisión incluida
a la humillación de pedir por las calles comida.
Crónicas de Atenas llegan
en forma de libro de poesía
anunciando cual vapor
condensado en una olla de arcilla
que el futuro es peor de lo que los analistas vaticinan.
Grecia pasa hambre
y sobre ella vuelan cuervos con levitas
que esperan dando círculos sobre sus antiguas ruinas
a que el gobierno se constituya
para volver a sacarle el hígado y el corazón
y ponerle medidas mas restrictivas.
Crónica de una muerte anunciada Grecia todavía respira
y a sabiendas de que su futuro es cara o cruz de una moneda poco competitiva
suda tinta sacada de aquel tintero con el que Homero escribió un día
"Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios,
aunque uno tenga en
tierra extraña y lejana la mansión más opulenta"
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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