Dicen que a la Angela Merkel
le cuesta dormir
pensando en Grecia,
Oporto, Dublín y Madrid,
todas ellas capitales
a punto de intervenir
que son la flor y nata
junto con Roma y París
del mundo occidental
a punto de sucumbir.
Ángela se siente feliz
pues ha conseguido por fin
que Alemania se pueda convertir
en algo más que un País
que a todo decía que "si".
A mí
de la Ángela me gusta su perfil
y esa mirada sin fin
que te atraviesa el cuerpo
y se viene a hundir
junto al hígado y te pone a mil.
La Ängela es la marca
y detrás de ella hay un sinfín
de acólitos falderos
que se dedican a intervenir
y a decidir
lo que corresponde a la soberanía nacional
de cada País.
Fuera del euro
mal del todo
no se debe vivir.
Europa nos necesita
¡vaya porvenir!
para sacarnos los ojos
antes de decidir
el siguiente paso a seguir.
Por el euro no hay que morir
pues tenemos la peseta para resistir
por lo menos hasta el lunes
y si no es así
que se la den a Europa
pues para ser infeliz
en mi casa a solas me basto
con una copa de anís.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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