martes, 13 de noviembre de 2012

POESÍA: CALLEJERO POÉTICO DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

CALLE RAPOSILLA

La Raposilla debió de ser una bruja
y por aquí vino a habitar
con su mandil a cuadros, verruga nasal
y su escoba de volar
hasta mucho más allá
de donde la luna se deja divisar.

Más si fue una zorra, rabosa
o cualquier otro animal
bien le viene a la calle
nombre tan singular
pues es ejemplo de modernidad
contar en el callejero municipal
con un animal
que se distingue por su cola
y por lo mucho que le gustan
los huevos frescos
de gallinas de escogido corral.

la Raposilla me mola
porque es una calle singular
de las pocas que quedan en España
yo diría que a lo más
algún jardín de altura
y alguna fuente que da agua de manantial.

 CALLE RÚA

Del latín ruga
por ella debían pasar carruajes y carros
que iban de aquí hacia allá,
pero bien pudiera ser
fuera el acento ya
que Rúa fuera el apellido de algún distinguido personaje
de la España medieval.

Por el lugar que ocupa
y por su belleza ornamental
a mí me gusta Rúa en señal
de camino por el que solían pasar
feriantes y caballeros,
jornaleros y pastores de buen yantar
que iban al castillo
para ofrecer a su señor feudal
vasallaje y tributos para poder mercar.

Bien por la Rúa
y por aquellos sus vecinos
que durante años se vinieron a sentar
en esos poyos de piedra
que a las entrada de las casas
se ofrecían para descansar.

CALLE DEL HORNO

Horno como aquel no lo había
y daba gusto ver a las mujeres cargadas
de cántaros de agua
y masa con que hacer aquellos panes que olían
a harina blanca molida
en ese molino del licenciando
que tenía por bandera ser de aguas arriba.

Iban por las calles a pie, en carretas y borriquillas
las mujeres cantando
pues sabían
que en el horno cocerían
pan para la quincena
y si me apuran de vendimia en vendimia.

Calle del horno
bonito el nombre
y lo que significa
que las calles se denominen
por los establecimientos que en ellas se abrían.

Leña de carrasca y de encina
y a falta de nueces olivos
y si me apuran de pino con resina
estos eran los tarugos
que en aquel horno ardían
y al calor de las brasas
las castilleras se reían
pues de vez en cuando algún mozo se acercaba
para lanzar alguna rogativa
que como respuesta tenía
¡anda mozo y que tu madre te la mida!

CALLE CORREDERA

Aquella calle que fue antes
corredera de caballos
lo es ahora de vehículos
que ves pasar
con tantos caballos o más
que aquellos carros y galeras
llenas de paja hasta más allá
de donde uno puede mirar.

El Castillo de Garcimuñoz
tiene su calle Corredera
y es tan singular
que una vez en ella
te sientes dueño de lugar.

Haberse visto
y ya no se vera
al infante Don Juan Manuel
por esa calle galopar
con su halcón en el brazo
y su jaca de montar
para los días de salida a los montes
a cazar y reflexionar.

¡Y del Castillo
y de su poderío!
¿donde está?.

La historia es desagradecida
y hay que contar
que una reina le vino a pagar
con una venganza tremenda
que dio mucho que hablar
en esa calle Corredera
que se abre al pasar
como si fuera una puerta
que del cielo a la tierra va.

CALLE SOTOCA

Ando perdido
con esta calle
pues no se
si su nombre tiene que ver
con un pueblo o apellido.

Si fue Sotoca
debió ser
porque en la calle habían
buenos nidos
de esos que se ven en los canalones
y cuando llueve
salen zumbando
de lo lindo.

Sotoca es el nombre de la calle
y de ella su blancor
era como la corriente de agua de un río
que te llega y se va
sin darte tiempo a dar un suspiro.

Calle Sotoca
con olor a lirios,
madera de encina
y perniles en una cámara
cuando más azota el frío.
CALLE DE SAN ANTÓN

Calle de San Antón abajo
y de San Antón arriba
y el gorrino no lo veo
debe ser cosa de la vista
o de esta modernidad mal entendida
que confunde lo antiguo con desdicha.

Corría el lechón
cual animal inocente y lleno de vida
y era de todos los castilleros
respetado como si fuera de la familia.

Alimentado como un Rey
solo faltaba servirle pleitesía
y protegido por todos andaba
de una casa a otra
buscando comida
y alguna que otra caricia.

Pero para San Antón
ya la hoguera encendida
llegaba la subasta
y el gorrino pagaba su dicha con la vida.

Si la calle es de San Antón
y éste era anacoreta y de buena familia
bienvenido sea pasear por su calle
y respirar de ese aire
que en invierno hiela hasta la saliva.

CALLE PÓSITO (DEL)

Es calle de mucha envergadura y envidia
pues tiene ayuntamiemto y plaza incluida
y en su día
pósito lleno de cereales que servía
para mitigar el hambre
en épocas de hambrunas y de sequía.

Pósito del Castillo de Garcimuñoz
y de sus aldeas vecinas
que en tiempos feudales se veía
transitado por carros
que llevaban guardia de armas incluída.

Calle con nombre tan singular
me anima a pensar
que bueno es recordar
y si en esta dicha
de ser pósito se llamara Tercia
otro cantar sería
pues no es lo mismo
quitar que dar a quien lo necesita.

CALLE DE SAN JUAN

Es calle de San Juan
y yo diría
que Bautista
en honor
de aquella antigua iglesia
ya derruida
que vino a instalarse
en el Castillo y allí continua.

Si San Juan vino hasta el Castillo
fue porque allí había muchas aguas
y al amparo de una sábana Santa
bautizaba y bendecía
con ayuda de una concha
y de un báculo que le servía
para guardar la vertical
y no zozobrar como un barco a la deriva.

Bien por la calle
y más arriba ese mirador
al que acuden vecinos de otras villas
para mirar el Castillo
que a través de un lienzo de pared se divisa
y sacar alguna fotografía
con que poder decir ¡Que bonita vista!

PUERTA DEL SOL

Antes de que Madrid tuviera Puerta del Sol
el Castillo ya la tenía
tan grande y hermosa como aquella
y con mejores vistas.

Puerta del Sol en esta villa
abierta a la naturaleza
y en perpetua armonía
con ese cielo y tierra
que desde las almenas de su castillo se divisan.

Capital de España es Madrid
y tiene envidia
que en un pueblo de la Mancha
venga a haber otra puerta
con más sol
que el que cae en verano en Sevilla.

CALLE ROMERAL ALTO

Quién por esta calle caminara
a pie o en montura y a burro
en épocas pasadas
de esas que yacen
en hojas de pergaminos
y nos hablan
de aquella sabiduría
de una comunidad cristiana, árabe y judía
que convivía
en calles como está
tan señalada
y de tanta altura
que por ser Romeral
debería ser del roció
o de romero  crecido
en la falda del castillo
expandiéndose por sus calles
en esas horas
de descansos nocturnos
en que todos vienen a soñar
con días
ya en la memoria perdidos.

Alta la calle
y a expensas de oír suspiros
oigo serenata de cuervos
y pongo el oído
no fuera el caso
de que piara el guacho
y me llevara yo el sambenito.

CALLE DE LA FUENTE

De botijos y cántaros
la calle llena
y guapas mozas
con las manos en las  caderas
llevando aguas recias
de la fuente de Alcaraz
y de la fuente Nueva.

Aguas eran estas
de unas fuentes
antiguas y con leyendas
que van más allá
de lo que el ser humano piensa
y se introducen en la historia
antigua y media
en que soldados romanos
andaban por estas tierras
a la búsqueda de minas de espejuelo
y de otros tipos de materias
con que llenar sus despensas.

Calle de la Fuente
es  un nombre que me suena
a cascada limpia
y a sinfonía de serafines
tocando violines
y anunciando la buena nueva
de que el agua de la fuente cura los dolores de cabeza.
CALLE DE LAS PROCESIONES

Hubo langostas en esta calle
y en todo el Castillo
de tal tamaño
que eran mayores que un botijo
y ya de esto 300 años
hace por lo que he oído
que los Canillas Viejos
encontraron tras darle
muchas vueltas al asunto
una Virgen de las Angustias
en un altillo
que llevada en procesión
acabó en el Castillo
con todo tipo viviente de bicho
maligno para las cosechas
y peor para la hacienda
de los pobres y de los ricos.

De puerta en puerta
y de silo en silo
carga la Virgen de las Angustias
con costales de trigo
que luego reparte
entre los más desprotegidos

Procesiones diurnas o nocturnas
en esa calle
se han visto
por ser de todas sus rues
la más cercana
a uno de sus ojos bendito
que la Virgen de las Angustias
lleva en su cara cogido.

CALLE DEL POZO
Calle del Pozo era
de mucho andar
y por ello concurrida
de gentes y animales
que de tanto pasear
desgastaban las piedras
de forma que en ella
se hubiera podido hasta bolear.

Calle del Pozo o pocillo
que más da
que el brocal fuera pequeño o grande
si servía para sacar
aguas almendradas para las personas
y también para el bestial.

Los pozos en los pueblos
se deben respetar y señalar
pues son más importantes
de lo que algunos se puede pensar.

Sin pozos no habría sus calles
ni pueblos,
ni espacios tan singulares
como ese Castillo que se alza desde tiempo inmemorial
solo para recordar
que ancha fue castilla
y aquí en mitad
de una Mancha con sabor a frío, calor y amistad
vinieron gentes de diferentes lugares
a albergar
algo más que 250 casas y un hospital.

De todos los pozos del lugar
recordar que en el Airón
vino a estar Carlos V, su majestad,
pues en ella Don Bueso vino a arrojar
24 doncellas,
ni una menos ni una más.

Autor: José Vte. Navarro Rubio



No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...