lunes, 3 de diciembre de 2012

POESÍA: DE UNA ISLA Y DE UNA FANTASIA CELTA


 
Vasijas de barro
en una pequeña colina
junto a un fuego
y restos de piezas pulidas
que avisan
que por allí hubo vida
y muerte a conciencia.

Los pueblos nacen a la historia
y a veces se olvidan
de que hay otras historias no escritas
que se leen
en su cultura
formada por restos de útiles
que  se usaban
allí donde se vivía,
allí donde se cazaba,
y allí donde se moría.
Todo como ahora con mucha paciencia.

Son hombres y mujeres
de culturas perdidas
y de pueblos ausentes
los que también amaron estas tierras
y viniendo, llegando y estableciéndose
en esos límites por ellos concebidos
como saludables
fue donde decidieron un día
echar tallos como una planta
y ver florecer su a día a  día
en forma de trabajo, ocio y amor a su cultura, folclore y tierra.

Pueblos ancestrales
corren por mis venas,
ahora que estoy abierto a esta aventura
y como si yo estuviera allí
y ellos fueran de pura materia, vida,
los veo caminar
y vivir con mucha entereza.

En los llanos junto a ríos,
en los altozanos cerca de las zonas de paso
de hombres trashumando con cabras, mercancías vacas y ovejas,
en el fondo de las cuevas
donde los dioses mejor protegen
a los que allí encienden hogueras
y en las playas frías de costas tan altas
que si te despeñas
te conviertes en espuma de agua
y en hueso de piedra.

Por allí vivieron en su entereza,
en su cultura de la que mucho queda,
pueblos tan celtas
que con solo mencionar su nombre
bailan mis manos sobre las teclas
y en eso Irlanda
de piras funerarias
y de grandes construcciones
con muertos enterrados entre losas
y grandes piedras
no eres diferente a otros pueblos
con las mismas leyendas
con la diferencia
de que las islas imprimen caracteres
que de por vida en ellas quedan.

Autor: José Vte. Navarro Rubio


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