viernes, 4 de enero de 2013

POESÍA: CON POCO ME DELEITO EN ESTE INSTANTE

Me deleito en estos instantes
en hacer el poema leíble y llamar a la guerra, guerra y al pan, pan
y al hambre, hambre
con mayusculas del tamaño de una montaña todavía virgen de escaladores
y conquistadores de instintos imperiales,
le duela a quien le duela ¡Ay de los que pasan por el mundo sin enfrascarse!

Que no sea objeto de tendencias lo que escribo me preocupa
y con ello a quien le guste que lo lea y al que no decirle que lo siento
y adiós buenas, en esto me deleito en estos instantes.

¡Le parece bien y sino ya lo sabe
no espere y haga, sea inteligente, punto y aparte que el tren de sus sueños
pasa más tarde!

En lo más umbroso de un bosque con crecidas plantas
escribo yo los poemas
entre quejidos de los animales y ruidos extraños que en la noche
me saben a café amargo con el cual mantengo despierta la mente.

¡Oh como me vienen de todas las parte en caballos galopando,
en aves de extraños plumajes volando y nadando en ríos de muchas madres
las ideas esas que me sirven para construir piraguas, cabañas
con excrementos de aves, hornos de arcilla, palabras y frases!

¿Será cierto lo que digo?

¿No seré un siervo más de ese reino con infantes donde tocan a rancho
y a mi me toca siempre la peor parte?

No me fío en esta mañana de lo que el teclado escribe
ni de lo que mi mente trascribe
pues no se, por no saber no acierto a comprender de donde me vienen
las ideas brillantes, los pensamientos con sabor a Descartes
y los comienzos metafóricos con los cuales embalo este mensaje
para arrojar a las aguas de corrientes abiertas en una botella como mensaje
un SOS pues creo que en esta prisión de mi vida y en este levante
donde vine a crecer y a formarme como hombre
alguien, no se quien, ni por qué, hizo crecer en mi interior una planta salvaje
de esas que brotan en este bosque
desde cual y en la noche me vengo a exprimir los sesos
para contarles poco y malo
aunque en ello ustedes saben más de lo que aparentan
pues a buen seguro que también sufren de pesadillas interminables.

¡Ay que día y que forma de quitarles tiempo a su ocio y aire! ¡Ay!

Me duele, tanto que cuando escribo necesito aire.
Duelen las palabras que al ir a escribirlas
se rebelan pues las mentes domesticadas en su fase infantil
carecen de soportes
a través de los cuales mostrase rebeldes
y en eso me duele renunciar a los temas que ocasionan  fértiles debates
y no ayudar con mi prosa, verso, a quien esperan que se les diga
tan solo algo interesante
antes de intentar arrojarse por una ventana, por un puente
o de disparase en la frente.
¿O es que eso no ocurre en España en estos instantes?

Por ello continuo en este lugar ahora que las luces llegan
desde las altas copas de los milenarios arboles salvajes
hasta este último refugio en el cual las hojas destilan aguas con sabores
a vainillas y mentas, a fresas, uvas y aguacates

¿Será verdad lo que veo?

¿Aburrirá mi mensaje?

Haré por ello la lectura agradable  y la desposeeré de camisa,
zapatos, ropa interior y pantalones, 
y de esta forma desnudas las frases serán libres
para que ustedes le den forma en sus mentes.

Vengo de los montes
y de escalar a una montaña
desde la cual los cielos conmigo se comulgan
y de esa confesión sincera y apasionante
no les puedo decir nada que no sea
que me sobra todo y me falta coraje.

Vengo como relámpago a sentarme
allí donde todos me puedan oír en un ágora
desde la cual poder ser enfermero y paciente
para sanar y sanarme,
para contaminar y descontaminarme,
para decirles y oírme
y si con ello no tengo bastante para que se rían y no llorarles.

Vengo entre sendas con tupidos ramajes a un lado
y al otro negrores de noches
y si de mi esperan que me calle
mal lo tiene el que lo piensa y peor el que lo combate.

Vengo como animal asilvestrado
con tachuelas en los talones
y en la garganta un silbato de estación de trenes
con el que acrecentar mi voz
y parar todo aquello que no me interese.

Voy a tu persona y de mí te dejo lo que lees
y si no tienes suficiente
coge al igual que yo camino y vete
al encuentro de papel y lápiz
para escribir lo que sientes y al menos que alguien sepa que no te relames
con las mentiras y mensajes navideños de nadie
ya sea rey, político, alcalde, cura, filosofo, erudito o embaucador de ferias
en puertos de embarque y estaciones de autobuses y trenes de líneas regulares.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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