Fue la luna con su silencio
y luz difusa
la que nos llevó
de duna en duna
hasta llegar
a la altura
de una playa nocturna
donde poderla querer
Sonámbulo en una noche
de la cama me levanté
buscando ayuda
pues creía
que la luna Tucumana
te había llevado
con ella
hasta las alturas para nunca más volver.
Yo le canto a la luna
por miedo a no volverla a ver
pues es allí en el cielo
el único lucero
que no se deja
con una escalera coger.
Luna de esperanzas perdidas
en aquel día
en que vi el amanecer
y como si fuera
un rayo que no cesa en su correr
irse la luna
camino del Tucumán
con ella mi amada
para nunca más volver.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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