domingo, 28 de abril de 2013
POESÍA: EL MANANTIAL DE LAS PREGUNTAS: autor: José Vte Navarro Rubio
I
Si las palabras no fueran
parte de mi vida
las odiaría a muerte
de la misma forma que odio
a los que lanzan
falsas profecías.
II
Corto pan;
en al mesa,
tabernáculo de la poesía,
al tiempo que todos me observan
con ironía.
El pan echa olor a canela frita
mientras esos ojos que me miran
me lanzan preguntas.
Mía no es la culpa
¡Miento!
es mentira,
culpa, culpa, culpa, la mía,
pues yo he ayudado a construir
este mundo
y esas preguntas
que vienen a surgir
de lagunas negras
escondidas
en los ojos que mastican nuestras mentiras.
III
Mata de tomillo,
mata,
mata
y asesina
un matón de gran chispa
que vomita
a la puerta de cualquier casa
el alcohol que recorre sus entrañas
y le convierte en asesino de lengua viperina.
IV
¡Despierta y espabila!
pues te quedarás durmiendo
leyendo esta poesía
mientras a tu alrededor
unos se mueren de hambre,
otros sufren de pesadillas
y en la colas de las oficinas bancarias
se reparten estampitas.
V
Con suerte hoy comerás
¡Aleluya!
con suerte se te arreglara la vida
¡Otra mentira!
con suerte serás un cadáver
¡Verdad segura!
y con suerte te enterraran
¡Todo caduca!
para sacarte de la fosa un día.
¡El sepulturero tuvo la culpa!
VI
Dudo de las teorías
que cambian en razón de un minuto
y de todo aquello
que por estar escrito y bien bendecido
tiene que ser asumido como dogma religioso o político.
Dudo de la realidad de este momento
y confundido
y en mitad de una telaraña
me voy camino
de un santuario de patos
bien escondido
entre las cañas que crecen en mitad de una Albufera
que se nutre de las crecientes aguas de un río.
Me incita a dudar
lo que veo. oigo, siento
y ese palpito interior que mueve un reloj antiguo
con fecha de caducidad
en su reverso escrito.
VII
De los amaneceres en Roma
quedan aquellas noches de suspiros
y jadeos y vencimientos y caídas
y llegadas en tumulto
hasta una ciudad de los romanos con sus dioses incluidos
y los largos paseos
entre restos antiguos
que denotaban como el paso del tiempo
no se había detenido
en aquella ciudad con grandes catacumbas, teatros, iglesias y castillos
donde la vida se engendró en un minuto.
De aquella ciudad, Roma,
a sorbos bebida
guardo un libro de tapas finas escondido
en el último estante
de esa librería de libros
que en mi cabeza se apilan
al tiempo que son leídos.
De la ciudad no hay dudas,
ni del tiempo transcurrido
¿será la ciudad igual?
¿Descansaran las piedras allí donde las colocó un plebeyo, esclavo o patricio?
Dudas y más dudas aquí reciben su bautismo.
VIII
La gran pirámide
y en ella el último mohicano escondido
a la espera y llegada
por un corredor de aguas hasta el tobillo
de una gran barca
de juncos construida y con tea remendada
para llevar a un niño.
El mohicano está confundido
pues él
de pirámides no sabe ni pío
y el niño
se aburre
pues en la travesía larga por un río
nadie le cuenta un cuento
ni oye arrullos.
Se equivocó la barca,
creció el niño,
el mohicano murió víctima del whisky
que vendía un trampero maldito
y la pirámide se convirtió en hormiguero
del que surge
como si fuera larva de un volcán dormido.
IX
Cuando toco y no me siento
¡que susto!
Todo se derrumbó en ese instante
en que se alejaba la sombra de un castillo
y el olor a trigo se iba
de vuelta a los campos de donde había salido.
Todo a su tiempo
y si puede ser bien medido
para que no se diga
se le fue de las manos en un suspiro.
XI
De Descartes el Método
de Platón todo lo que dijo
lo cual me entró por un oído
y se quedó dando vueltas y zumbando
en ese lugar interno con caracol y martillo.
Tanta filosofía, teosofía, religión y dogma
en mi cabeza introducido
me produce dolores de cabeza
que muy bien
y a las anchas disimulo
comiendo vegetales
y rumiando como un caprino..
La fertilidad de las ideas
no necesitan
de nada que no este ya conocido,
todo se reduce
a pensar, resumir, trasmitir, escuchar
y vaciar de vez en cuando
a gusto de cada uno.
XII
No he visto más allá
de donde me llevan mis pasos
en pos de tierras estériles
y otras bendecidas
por un mismo Dios al que los seres humanos rinden tributos.
Me llevo de ese persistente caminar siempre por el mismo sitio
y me voy a los mismos rincones
a mascar de mis ideas
y a recoger esos frutos
que me he ganado
yo conmigo y asimismo.
Son estas
palabras
que no mienten amigo
aunque las nutras con genes
de animales carnívoros.
Me desespero a veces
y creo sentir
en lo más profundo
un gran respeto
por lo que un día
alguien o algunos
derramaron sobre mi intelecto
para que creciera una planta
de residuos radiactivos.
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