Lágrimas negras
en un pañuelo recogidas
de un esclavo nacido
para morir en la tierra
hundido hasta la cintura.
Historias aparte
esa es la vida
de millones de hombres y mujeres
para quien la justicia
es la peor de sus enemigas.
Resuena el látigo
y con el las risas
de un pobre individuo
capataz de una finca,
cegado por la codicia,
que diferencia a los hombres
como si fueran caballerías
por su tono muscular
y salud de sus encías.
En el valle plantado de café
y de caña de azúcar
se oye una canción
que habla de una patria antigua
y de un pueblo indomable
al que su cantor pertenecía.
Patrias perdidas
subyacen
como si fueran lágrimas vivas
en los ojos
abiertos a la vida
de un pueblo de esclavos
que sueña con libertades que no existían.
Yo quiero ser hermano
como la paloma que vuela sin deriva,
como el oso de las cavernas,
como el búfalo de las praderas encendidas,
como el águila que remonta los cielos
sin ayuda ninguna
y como aquellos
mis antepasados
que contaban sus leyendas y aventuras
a la luz de una hoguera
y de unos chamanes que bendecían
sus nobles vidas.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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