En el día de hoy
sin Espíritu Santo alguno
rondando
por los alrededores de mi casa
me conformo
con comer
lo que en la despensa
celosamente guarda
ese Ángel de la Guarda
que a base de sacar zumo
hasta de la piel de una patata
llena la mesa de comida sana.
Es de noche
y en el cielo se adivinan
estrellas apagadas
entre nubes negras
como el carbón que se extraía de las minas Asturianas,
y algún cometa perdido
de esos que vagan de tejado en tejado
a ver
lo que
de pasada
le puede caer
en su reluciente panza.
En esta noche
de tambores apagados
y de indios fumando
pipas de la paz
con tabaco extraído
de la hojarasca
me entretengo leyendo un libro que habla
de aquellas encarnizadas batallas
en las montañas rocosas
y en las praderas cubiertas de vegetación y animales que en ellas pastaban.
Punto final
todo se acaba
hasta mañana.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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