Estaba anocheciendo y por fin la noche me traía
otro tipo de consuelos,
sin ajetreos y otros condicionantes que no fueran
los silencios
esos que sin necesidad de invertir en nada nuevo
los puedes encontrar en cualquier momento.
Como iba diciendo
eran los silencios
los que se arremolinaban
entre aquellas paredes
de arena y cemento pintadas por fuera y por dentro
allí uno diestro en esto
acostumbrava el solo sin necesidad de más cuentos
a seleccionar los buenos
y dejar los malos para otros momentos.
Hablar de silencios
es remontarnos a otros tiempos
y de ellos
es decir de esos
recuerdo
palabras muertas en el entendimiento
y otras vagando
por el interior del cuerpo
esperando el instante
de salir a la luz del sol
o de las estrellas sus luceros
para ser en la calle
algo más que un rumor incierto.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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