domingo, 7 de julio de 2013
POESÍA: EN EL CIELO SE ELEVA "¡Gora San Fermin! Gora!"
En la barra de un bar
todos se vienen a crecer
cuando oyen cantar
a ese Santo tan particular
que desde una hornacina les mira
de reojo y con atención
pues sabe más de toros
que lo que José María de Cossio en una enciclopedia escribió.
En el cielo se elevan
voces que parecen estallar
en un altar
y en un 7 de julio
se vuelve a cantar:
"A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón,
nos guíe en el encierro dándonos su bendición.
Viva San Fermín! Viva!, Gora San Fermin! Gora!".
Todos cantan con furor
y para cuando suena el chupinazo
en el cielo de Pamplona
invadido por la capa de su santo patrón
la calle de la Estafeta
se queda estrecha de tanto bendecido corredor.
Cascabeles se oyen
ya los mansos en posición,
son las 8 de la mañana
cuando la fiesta comenzó.
Ya los toros corriendo
y ya los corredores
saliendo por detrás de un portón
la plaza se llena de gritos
mientras en ella entran
blanco sobre amarillo
y sobre cualquier otro color
una marabunta de seres humanos
acompañados de un toro al que guía un pastor.
En la barra de un bar
se mira con atención
lo que en este día en Pamplona ocurrió
al tiempo que un parroquiano comenta
sin pizca de emoción
que a él
un toro le pilló
antes de que salieron los astados
camino de esa procesión
en que se lleva a Cristo en volandas
pues todos se santiguan con pasión
cuando los toros salen
y toca
¡como no!
demostrar que uno nació
para correr los San Fermines
tal y como lo manda la Santa Tradición,
la suya,
que la mía no.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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