martes, 20 de agosto de 2013

POESÍA: A ESA LLAMADA VEGA DE CULLERA



Volví de un paseo por una zona de huertas
ahora convertidas
en campos yermos que esperan que sobre ellos se construyan
calles, avenidas,  jardines y fincas.

Los abetos quemados
todos ellos en línea recta cerrando con alambres las fincas
no han sido insensibles
a las ansias asesinas
del fuego que los ha convertido en naturaleza muerta
quedando  a la deriva
su troncos resquebrajados
con olor a carbón y cenizas,
como única señal de que allí hubo vida.

La vieja acequia
sin agua ni vegetación
nos avisa
que por allí la ausencia de vida
es parte activa
de lo que ven nuestros ojos
y de lo que pisan nuestras zapatillas.

Por no oírse
no se oyen los trinos de los pájaros
sobre las ramas de los naranjos secos
ni se ve el volar de las mariposas
buscando alguna flor de la que poder decir que es suya,
solo el polvo del camino
ante mi se arremolina
y el ruido seco de algunas cañas
al desquebrajarse en su interior el corazón del labrador
que las plantó un día
mientras pensaba que todo lo que necesitaba y quería
estaba en esas tierras ahora sin vida.

El perro que me acompaña mira
y veo en sus ojos algo que me indica
que no le ha agradado demasiado esta ruta
por una Vega, la de Cullera,
que de hermosura no le queda ni pizca 
con la que componer una  poesía.

Autor: José Vte. Navarro Rubio


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