Brasil y su selva
se devoran como dos enamorados
aunque en este caso
es solo muerte lo que trae este tipo de trato.
La selva Amazonas desaparece palmo a palmo,
quedando sus tierras estériles
como unos ojos por la amargura cegados
y sus nativos muertos victimas del engaño del hombre blanco.
Poco a poco la selva se contrae
contra su útero esterilizado
y el pulmón del mundo se ahoga
entre denuncias condenadas al fracaso.
Los grandes organismos pasan
pues la madera es un bien muy estimado
y los intereses de las empresas están por encima
de otro tipo de consideraciones vengan de donde vengan,
sin importar el caso ni el daño que se hace a la tierra y a los que en ella habitamos.
Pobre nativos
de su selva enamorados
la miseria de los poderosos los condena a morir ahogados
en alcohol de más de 50% grados
que en su desespero ellos beben como si fuera bálsamo.
Brasil con su mundial de fútbol se ha equivocado
y más si hablamos
de esas Olimpiadas con tanto gasto
en un país con la pobreza en el aire flotando.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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