Pedí cerveza bien fría
como el hielo de los icebergs
con espuma blanca
y burbujas pegadas al interior del vaso de cristal en el que tenía que beber.
Vaso de tubo
la cerveza en él
se perdía y descendía lentamente hasta mi boca para saciar mi sed.
En el bar se hablaba
de Barcenas ese que se ríe de todo el mundo incluido el juez
y del tren descarrilado en una dejadez
el maquinista que lo conducía
y del interventorque aburrido él
llamó por teléfono a su compañero
para interceder
y que una pareja con sus hijos bajara en vía diferente
a la que tenía que parar el tren.
Es la hora de comer
y en la terraza se juntan amigos y parejas
para devorar el menú del día que por 10 euros incluye pan, postre y café.
Todos en barra se lamentan del estado del país
y de la dejadez
de los gobernantes de turno
por no anteponer la salvaguarda de los derechos del pueblo
sobre el poder
de los bancos y de quienes tributan fuera de España
sin vulnerar, que exquisitez, la ley.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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