IX
Decante Tanger, decadente España,
decadente el universo.
Las ciudades decadentes también reciben aguaceros
y aunque en ellas no brille el oro
ni la plata de las minas
que existen en los subsuelos
las ciudades decadentes
saben a besos húmedos como si chuparas un caramelo,
y a humo que sale por las chimeneas
cuando llegan los inviernos
y buscan cobijo en el cielo.
Decadente la ciudad
no avanza
al tiempo que se siente un retroceso
por eso sus casas
y jardines donde se oyen los trinos serenos
tienen ese encanto
que les falta por ausencia de celo
a las urbes modernas
con sus altos rascacielos.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario