Hambre de saber y hambre de vida
no, nunca hambre para morir ni hambre porque en el mundo se producen injusticias.
El hambre llama a las puertas
y se cuela por las rendijas
de las ventanas, entre las vigas
y se viene hasta allí donde los pobres del mundo
entorno así se cobijan.
El hambre llamó a un pobre
con treinta kilos de peso, incluidos la ropa y las zapatillas
y el pobre se murió
en la soledad más absoluta
acurrucado sobre una silla
esperando un almuerzo con el cual malvivir otro día.
Su pesadilla
era solo que tenía hambre y necesitaba de la solidaridad de quienes haciendo política
dominan y recortan de todo un poco que para los pobres es su agua bendita.
Esto ha venido a ocurrir en Sevilla
donde las políticas sociales deberían pensar más en los pobres
y dejarse de tonterías.
Murió, Piertr Piskozub, víctima de la deshidratación y desnutrición
sin levantar sospecha alguna
después de ser desalojado a las 2 de la madrugada de una clínica
en la que se suponía
que debería haber recibido atención médica que hubiera paliado su posterior muerte repentina.
Despachar a un pobre a las dos de la madrugada
es un crimen
que debería mandar a la cárcel a quienes firmaron la hoja de salida
de ese hospital que a lo seguro que tenía camas vacías
y si no se buscan.
Pobres de todos nosotros
en este día de muertos por todos los lados,
gasificados como sardinas,
ahogados en las profundidades abismales a cuatro pasos de cualquier isla
y de los muertos de hambre
esos que nos crean mala conciencia al menos durante un día.
Autor de la poesía: José Vte. Navarro Rubio
Martes por la noche en Sevilla. Varios ciudadanos
alertan al 112 de la presencia de un joven inmóvil en el suelo en la
Avenida República Argentina. Servicios sanitarios y Policía Local
acuden al lugar y trasladan al joven al Hospital Virgen del Rocío,
donde se le da el alta sobre las 2.00 horas de la madrugada del
miércoles. Los servicios de emergencia social del Ayuntamiento de
Sevilla, alertados por el centro hospitalario, se hacen cargo del joven
y le llevan al albergue municipal de la calle Perafán de Ribera, donde
fallece sobre las 14.00 horas mientras esperaba sentado junto a la
cola para el almuerzo.
Se llamaba Pietr Piskozub y
era una de las casi 3.000 personas que malviven en las calles de la
capital Hispalense; una de las miles de personas que acuden a los
albergues de la ciudad cada día. Pero Pietr falleció allí, en la cola
del albergue y aún se desconocen las causas de su muerte. Las preguntas
sin respuesta de su caso ya están en manos del juzgado de instrucción
número 5 de Sevilla.
El cuadro clínico de
"deshidratación y desnutrición" ha sido apuntado por la concejala
delegada de Familia, Asuntos Sociales y Zonas de Especial Actuación,
Dolores de Pablo-Blanco, quien ha calificado el suceso como un
"desgraciado caso extremo". Pero las causas del fallecimiento las dará
con exactitud la autopsia y la investigación judicial abierta en el
juzgado, que ya ha incoado diligencias previas al efecto. De momento,
ha sido el Ayuntamiento de Sevilla quien ha ofrecido más detalles sobre
la muerte de Pietr. El alcalde, Juan Ignacio Zoido, también confirmaba
este jueves que el joven estaba "totalmente desnutrido y
deshidratado", lamentando "muchísimo" lo ocurrido y recordando que el
joven había sido dado de alta en el hospital y que "acababa de llegar"
al albergue municipal. De Pablo-Blanco recalcó, en esta misma línea,
que "en el albergue estuvo sólo una pocas horas", subrayando que el
Ayuntamiento activó su protocolo pertinente de actuación.
En el albergue donde murió el joven no quieren ni oír hablar del
asunto; apuntan simplemente a ciertas "tergiversaciones" en la versión
apuntada oficialmente hasta el momento y se remiten a lo contado desde
el Consistorio.
Preguntada por la prensa también se
ha pronunciado la consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales,
María José Sánchez Rubio, quien ha defendido la actuación del Servicio
Andaluz de Salud (SAS) en el caso, relatando que "esta persona estaba
en la calle, se sintió mal, lo llevaron al Hospital, lo atendieron,
respondió bien al tratamiento y cuando estaba mejor lo llevaron al
albergue y allí ha fallecido", precisando que desconoce "exactamente
las causas de la muerte" porque "en principio estaba respondiendo bien a
los tratamientos que se le habían puesto". La posición de la
Consejería es de "absoluta disposición" en todo lo que "en el marco de
la investigación judicial" se desprenda pero guardan discreción tanto
respecto a detalles de lo ocurrido como a datos relativos al fallecido.
Se llamaba Piertr Piskozub, vivía en la calle, no estaba bien y ha
muerto en circunstancias poco claras que un juzgado tendrá ahora que
esclarecer.
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