En España el sol siempre calienta
las mismas panzas
este es el tributo que debemos
a las monarquías foráneas
que hicieron del solar hispano
su casa.
Títulos nobiliarios a mansalva,
hospicios y casas de caridad
muy cristianas
con lo que lavarse ellos y ellas
devotamente la cara.
Pueblos con castillo, palacios, conventos, iglesias
y mansiones solariegas con dinteles
hasta la primera planta,
que nos vino del pasado y a la cual todavía hoy en día algunos alaban.
La España neoclásica,
la de las gente ilustradas,
la moderna, medieval, romana, goda y contemporánea,
todas ellas
duermen junto a mí
y tienen como cabezal la misma almohada.
Ante ellas me descubro
y ante ellas me entran ganas
de decir cuatro palabras.
Ya fueran ellas, las palabras,
en las altas montañas
con santuarios y exvotos a los cuales alabar
y dar gracias,
ya fuera en las mesetas desérticas
sin más agua
que la que derrama sobre la palma de la mano una sola lágrima,
ya fuera la que queremos u odiamos
o aquella que nos mantiene la calma,
chicha,
en aguas mansas,
ya fuera lo que fuera
o lo que a otros les ha dado la gana,
en ella hemos echado raíces
de cardo o planta de hojas envenenadas
y en ella estiraremos la pata.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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