martes, 22 de abril de 2014

CRONICA DE LA MUERTE DEL TORERO JOSE RODRIGUEZ (PEPETE) el 20 de abril de 1862


 
 
Boletín de loterías y de toros (Madrid). 22/4/1862, n.º 582, página 1 a 3:

La corrida fué regular, sobresaliendo de los toros de Miura el primero, y de los de Salido el último. Murieron doce caballos, siendo bueno el servicio. La entrada fué un lleno completo.
El disgusto que nos produjo antes de ayer la desgraciada muerte del espada Pepete, del que también participó la concurrencia hasta el extremo de salirse muchos de la plaza, y la consternación consiguíente de la cuadrilla toda, excepto Cayetano, a quien ni los lidiadores ni el público dijeron una palabra hasta que mató el quinto toro, nos imponen el deber de suprimir el resumen, y en su lugar
explicaremos detalladamente la cogida del bravo espada. José Rodríguez (Pepete), natural de la ciudad de Córdoba, de estado casado, pero sin hijos, ha dejado de existir á la edad de 36 años.
Serían mas de las cinco de la tarde del día 20 de abril de 1802, cuando salió de los chiqueros un toro de don Antonio Miura, llamalo Jocinero, que fué el segundo de la media corrida extraordinaria con que se inauguró la temporada do toros en Madrid. Las condiciones del bicho ya las hemos manifestado en la descripción de la corrida, y solo referiremos, que a poco de presentarse en el redondel, se dirigió hacia Pepete, quien lo corrió, saltando al callejon de la barrera por debajo de la puerta fingida y frente al tendido núm. 13 dejando un poco de capa colgada en la barrera, á cuyo engaño le dio el toro varios derrotes instantáneos; pero que el espada no vio porque le hablaron algunos aficionados del citado tendido. El bicho se fué hacía los centros de la plaza, y después se paró en los tercios frente al tendido núm. 14. á donde fue a buscarlo el picador Antonio Calderón, á cuyo caballo acometió y empezó á suspender, tirándole por ultímo y cebándose en él, quedando descubierto Calderón. Pepete, que seguía contestando á los del indicado tendido vuelve de pronto la cara, y vé expuesto á su picador y corre á librarle por el terreno de afuera, llevando on el brazo izquierdo el capote, sin duda para dar un resorte al bicho sí le acometía antes de llegar á hacer el quite. El codicioso toro, según nuestra opinión, vio al diestro correr cuando se dirigía por encima de donde se hallaba el cornupeto, sin tener en cuenta en aquel momento la salida natural del toro ni las reglas de la tauromaquia, y si solo el buen deseo de evitar una desgracia, y le salió al encuentro con una salida impetuosa y cortando el terreno, puesto que el espada empezaba  á formar una curva hacia el caballo, y lo cogió, a pesar de hacer uso, en lo que pudo del capote, que como hemos dicho llevaba enrollado en el brazo izquierdo y le dio un puntanzo insignificante con el cuerno derecho, junto á la cadera derecha, y se lo echó en la cuna, en cuyo acto se agarró; de un cuerno el diestro; mas instantáneamente se lo pasó al cuerno izquierdo, y le infirió otro puntazo en la tetilla izquierda, que resbaló por dar en una costilla y de seguida le dio una gran cornada con el mismo cuerno izquierdo por debajo de la dicha telilla izquierda, destrozándole el pulmón y el corazón, y despidiéndole al suelo. El espada Pepete se levanta con algún trabajo  y se lleva la mano derecha á la cara como para limpiarse el sudor ó quitarse la arena, y en el momento dirige la misma mano hacia el corazón, dando  unos diez ó doce pasos, hasta llegar á la puerta de Madrid o de Alguaciles, donde cayó ya casi muerto, arrojando mucha sangre por la herida y causándose una pequeña en la frente á causa del golpe contra la puerta. Fué conducido inmediatamente á la enfermería, donde se le dio la Extremaución por el señor teniente de cura de San José, y expiró al hacerle la curación. La faja que llevaba Pepete fué hecha pedazos para reconocerle mas pronto, y sus aficionados se guardaron los trozos para memoria del difunto, que fue conducido al Hospital  General de orden
del señor teniente de alcalde que presidia la corrida.
El espada José Rodriguez (Pepete), sufrió la cogida á las cinco y siete minutos, y murió á las cinco y diez minutos de la tarde del mismo dia ¡Dios le dé eterno descanso!
Hemos dicho que según nuestra opinión, el toro vio al diestro, porque según la de otros aficionados, el bicho salió del caballo para dirigirse al centro  de la plaza, y se encontró con Pepete, y la de algunos que ni espada ni el cornuoeto so vieron hasta que se encontraron.
'osé Rodríguez (Pepete) llevaba traje amaranto y oro.
El parte que dio el facultativo de guardia, es el siguiente:
«El profesor de cirujía, encargado do esta enfermería, da parte a la empresa de la plaza de toros, de que el espada José Rodriguez (Pepete) ha fallecido en el acto de hacerlo la curación de la herida penetrante que ha recibido en la región mamaría izquierda, en la función de esta tarde, Madrid 20 de abril de 1862.—Doctor José María González Aginaga.
La primera corrida de abono anunciada para el 24 del corriente se suspendió hasta nuevo aviso.

A LA MUERTE DE JOSÉ RODRÍGUEZ (PEPETE)
       ALEGORÍA
 Pepe-Hillo murió; cabé su fosa,
gigantesco laurel brotó altanero,
unas hojas robóle el chiclanero,
de otras Montes ciñó la sien gloriosa.
No por eso su pompa magestuosa
perdió el laurel y con amor sincero,
dulce arrimo prestaba al sombrerero,
a Yust y Juan León paz deleitosa..
 Un dia quiso Dios en su profundo '
inescrutable juicio, que la famal
no dejase á Pepe-Hillo sin segundo (1),
Llamó á José Rodríguez y hoy le aclama
en su sepulcro con dolor el mundo,
que del árbol aquel cubre una rama:'

(l); José Rodrlguez (Pepete) es el segundo matador de toros muerto dentro de la plaza de Madrid; el primero lo fue José Delgado Hillo, el 11 de mayo do 1801. Antonio Remoro lo fué en la de Granada,
el 5 de mayo do 1802, y Francisco H. Guillen, en. Rueda el 20 de mayo de 1820

RECOPILACIÓN RELIZADA POR JOSÉ VICENTE NAVARRO RUBIO

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