Cosecha del dos mil doce
el vino que en una carta de restaurante leo, con atención y poco disimulo,
debe saber a veneno puro,
pues a 60 euros la botella
y tal y como en la minuta viene escrito,
a 30 euros la pierna de cordero acompañada de patatas y de dos huevos fritos
hubieran salvado
los más seguro
a alguno
de esos degraciados/as de turno
que viven encarcelados en su empobrecido mundo
por todos nosotros construido
con el solo fin de tenerlos sometidos
lejos de ese ojo de buey
que todo lo convierte en oro puro.
Me confieso pecador
y se
si hay Dios capaz de juzgar
que no me escaparé de mi castigo
por dos cuestiones que no necesitan de la aplicación de teorema alguno.
Una es por permanecer impertérrito
y hacer de espectador sumiso
ante las injusticias que hacen los gobiernos de turno
de la mayoría de los países desarrollados insolidarios hasta con los suyos
y la otra por vivir de forma confortable y conformarme con que no me quiten lo mío.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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