martes, 19 de agosto de 2014

POESIA: DESDE EL OASIS DE CULLERA HASTA EL HOTEL SICANIA



Tan irreverente como es el chafar las olas
cuando hambrientas llegan a morir hasta la misma arena
de la playa ya sin huéspedes, hamacas y toallas. Yo las he chafado, albricias, 
para marcar el contorno de mi pie,
molde de escultura
en esos segundo precisos
en que otra ola se deja caer
y se lleva la obra del artista.
Hoy he caminado por la playa de San Antonio de Cullera 
hasta el hotel Sicania.
Me he preguntado cuantos años hará que se levanta este hotel
y he pensado que son muchos. Siempre en ese lugar con mi mirada puesta
como si fuera un reto correr
desde el espigón
hasta las mismas escaleras y volver a lo mismo. Así día tras día.
De aquellos años quedan recuerdos
y el correr del galgo se apagó
por culpa del desgaste ese que deja el cuerpo apunto de no pasar el ITV.
Pero vuelvo a lo de siempre
a la exigencia máxima
al placer de hacer sufrir al cuerpo
pues uno quiere saber donde está ese límite
para poder decir me llevó la vida
hasta ese apartado lugar 
donde las gaviotas vomitan peces robados al mar, madre y cuna.
Hoy he vuelto como todos los días
hasta el hotel Sicania
para bañarme en ese pequeña bahía entre aguas calientes y frías
y creo haber visto en una ventana
a aquella niña que miraba el mar como si ella fuera de él su niña querida.
El cristal refleja un rayo de luz
¿será?, pensé, ¿el cuerpo hecho polvo que sube hacia arriba
al encuentro con el sol y de esa su alma perdida?
Por la playa caminan los enamorados y aburridos, los tristes y deportistas,
los niños y niñas con sus padres y los pescadores con sus cañas tendidas.
Todos van a lo mismo
a disfrutar de la brisa y del agua, de la soledad y de la caricia de la noche
recordando que la cena está servida a base de sopa de algas marinas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio 

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