Vivían a lo grande.
Vivían en el país de las maravillas
y para ello se servían
de su poder
que ejercían
casi bajo la capa de la gracia divina.
Ellos son
sin lugar a dudas
un grupo adicto a la rutina
de tirar de tarjeta
para pagarse algo más que chucherías.
Desde unas buenas comidas
a joyas o ropa o muebles de alta linea
todo era posible
con esa varita
que convertía
los deseos en verdades tan vivas
que ninguna de los pringados olvidara en su vida.
Que bonita es la vida
para aquellos que se sirven de su altura política
para dar lecciones de moral y justicia
mientras que se llevan por delante
con muchas picardías
todo lo que pillan.
Explicaciones ninguna,
al fin y a la cabo
la tarjeta oculta
era tan conocida
que todos la querían
pues convertía los deseos en realidad viva.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario