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Sobre la pequeña motilla,
abierta al llano,
luces abiertas
al amanecer del día
dejan ver
la silueta de un ser
que por lo que se adivina
camina
tras una carga de leñaque lleva sobre su lomo
una borrica, de orejas grandes
y mirada en el suelo perdida.
Tira que tira,
andan, trotan y caminan
quien arrastra la penas
y quien se relame de las heridas
que como flores muertas
en su jardín se cultivan.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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