ESOS CUENTOS:
De viaje por Cuenca
Andrea Alcaraz García, 3º A
Estando yo de viaje por Cuenca, se me ocurrió acercarme a ver el
castillo de Garcimuñoz. En un momento en el que me quedé atrás del grupo
visitante, oí un lamento procedente de una habitación que estaba a mi
derecha. Entré y pregunté si había alguien. Una voz me contestó que sí y
yo le pregunté cuál era su nombre. Cuando me dio la respuesta, casi me
caigo de culo de la sorpresa: ¡era el fantasma de Jorge Manrique!
Aproveché la ocasión para hacerle unas preguntas; ¡el director de mi
periódico no se lo iba a creer!
- ¿Ha dicho usted que es Jorge Manrique? – pregunté yo.
- Sí señorita, el mismo que viste y calza – me contestó él.
- ¿Dónde y cuándo nació usted? – volví a preguntar.
- Para empezar, no me trates de usted, me hace sentir muy mayor y cuando yo morí, era joven todavía – dijo él.
- De acuerdo, le tutearé- respondí yo.
- Nací en Paredes de Nava, Palencia. De la fecha no me acuerdo muy bien, pero creo que fue por el 1440.
- Tengo entendido que conociste a la reina Isabel I.
- Sí, no sólo la conocí, sino que participé directamente en la guerra contra su prima Juana la Beltraneja.
- ¿Qué recuerdas de tu infancia?
- No guardo buenos recuerdos, porque mi madre murió al poco de nacer
yo y mi padre volvió a casarse poco tiempo después. Mi vida
transcurrió entre estudios y aprendizaje del arte de la guerra.
- ¿Cuál fue tu primera campaña militar?
- La recuerdo como si fuera ayer mismo. Tenía yo 24 años y participé
en el asedio del castillo de Montizón. Allí me pusieron el mote “ni
miento ni m’arrepiento”.
- Cuenta la historia que estuviste preso en Baza.
- Sí, eso ocurrió cuando intentábamos tomar la ciudad ocupada por
los Benavides. Guardo mal recuerdo de esa batalla, porque en ella perdí a
mi hermano Rodrigo.
- ¿Cómo perdiste la vida?
- Fue durante una escaramuza a este castillo. Resulté herido y
fallecí poco después en Santa María del Campo de Rus, donde estaba mi
campamento. Me gusta, de vez en cuando, darme una vuelta por este
castillo que no pude ver en vida.
- ¿Sabes que has pasado a la historia, no por tus hazañas militares,
sino por tu obra literaria “Coplas a la muerte de su padre?”.
- ¡Válgame dios! Si sólo fue algo que hice en un momento de nostalgia por mi padre.
- Pues Lope de Vega dijo: “Merecía estar escrito en letras de oro”, palabras textuales.
- No sabía que Lope había dicho eso de mi obra. La próxima vez que
lo vea (de vez en cuando voy a Madrid y veo a toda esa peña, como decís
hoy en día) le daré las gracias por elogiar de esa manera mi obra.
- Bueno, se me hace tarde. Encantada de haberle, perdón, haberte conocido personalmente.
- Date una vuelta por el monasterio de Uclés y podrás hablar conmigo
cuando quieras, pues allí me enterraron en 1479. Antes de ir mándame un
e-mail, no vaya a ser que no esté en mi tumba. Mi dirección es:
jorge.Manrique_1440@hotmail.com
- ¡Qué moderno!
- Estoy muerto, pero también estoy a la última.
El fantasma desapareció y yo salí de la habitación en busca del
grupo de visitantes. Los encontré unas salas más allá y nadie se había
dado cuenta de mi falta. Me fui del castillo con una alegría
incontenible.
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