con o sin panes bajo los brazos
con los que asegurase un bocado de estrellas libres
no sometidas al imperio de la noche
que las condena a ser árboles inmensos de Navidad
sobre los cielos liberando energía.
No todos los días nacen niñas
y menos en algunos países
como la China
en que ya de por si están condenadas
a formar parte de las guas de los ríos de la no vida.
Un planeta comido por sus propias criaturas
respira poco a poco y para ello se ayuda
de esas ganas que tiene infinitas de volver a ser
solo agua, solo tierra, solo aire y solo selvas primitivas
invadiendo aquellos lugares donde los humanos respiran.
Lo que vemos y tocamos;
aquello que nos parecen verdaderas maravillas
nada tiene que ver con lo que la naturaleza es capaz de crear
si se le deja a ella tranquila,
a su aire, fabricando mares y ríos, cordilleras y penínsulas.
Dormimos cansados de aventuras
y a pesar de que en China
no sabemos que hacen con las niñas
continuamos esa es la tragedia
que asola nuestras vidas
contando a las personas para hacer con los números estadísticas.
En la ciudad vomitan las alcantarillas
todo aquello que fabricamos
para que continuemos sobre la tierra siendo extrañas criaturas.
¿ Y en la China
que vomitarán las alcantarillas
de esas madres que tienen que parir hijas
o de esos matrimonios que ya han consumido el cupo de fabricar hijos
para el sistema que les niega la vida?
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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