Campanadas a mitad de la mañana,
campanillas
y caballos a tropel
con sus andares graciosos
campan por doquier.
Tuvieron que ser,
así los he visto crecer
los espinos de las zarzas,
Tuvieron que ser
sus púas,
tuvo que ser, alguien que no lo podía ver.
¿Total y por qué?
¿Por un éxito?
¿Por un malquerer?,
?Por la fama que al hombre hace rico?
¿Fue por el poder?
Un escuadrón de muerte,
fue a por él,
se lo llevaron sin él querer,,
confió en los suyos,
así fue,
si el mundo hubiera sido al revés,
en vez de cuatro, tres,
tal vez,
en aquella Granada
tan dada a ver
el agua por las acequias correr
la negror de la muerte
sería la luz que de niño vimos al nacer
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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