No fue la luz el principio
en ella se dio
ya todo finalizado
el insulto,
el golpe,
el arrebato
de ese otro ser inhumano,
tan macho
y lleno de poder
que para él la vida es ordeno y mando.
Unas estadísticas,
un minuto de paro,
tan poco damos
que ellos
continúan pensando
que a pesar de todo
son todavía los amos
de ese pedazo de destino
del ser que tienen a su lado.
Ellos son el vinagre,
la sal que se cuece en los saladares del Mediterráneo,
son el veneno,
el dardo,
el guante que pega y no deja más señal que un grito desagarrado,
ellos son
así se cuenta y nos han contado
los vampiros que se alimentan de la sangre de quienes tienen a su lado,
son enemigos de todo lo que tiene que ver con ser sensatos
y se mueven como los peces
en esos Océanos
en los que las mujeres son las naufragas que nadan contracorriente sin mas luz
ni más faro
que el lamento atormentado, la muerte y ese minuto de silencio sagrado
con el cual nos creemos que todo está ya arreglado
Autor: Jose Vicente Navarro Rubio
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