Corrían por las calles los niños,
mies en las eras
y en los campos tallos duros
de cardos borriqueros
algo así como un poco de tomate con sal en un lebrillo.
Por las sendas, vegas, prados y cerros duros
cantaban los jilgueros,
y entonaban los grillos
seguidillas y rumbas que eran del viento algo así como su estribillo.
Sumas y restas
en la escuela recitaban las niñas y los niños
con tanto ahínco
que el maestro se siente Séneca
y la maestra Juana de Arco apunto de someter al inglés, su enemigo.
Autor: Jose Vte. Navarro Rubio
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