Es un mercado de fachada modernista,
anclado en un pasado
muy vivo en su interior donde se respira,
el trasiego de quienes ocupan los diferentes puestos sin prisas.
En el mercado se anuncia
de todo un poco, carnes, pescados, fiambres, pan, verduras,
frutas de todas las clases, hierbas que curan,
una señora anuncia el matrimonio de su hija
y el vendedor de cupones reparte sonrisas,
dice que lleva el premio. Nadie discute su osadía.
La primera hora del día
es la mejor para entender esa filosofía
del vendedor que se asoma a nuestras vidas
con un objetivo claro, casi como un profeta, repitiendo la palabra de Dios,
hacer el bien sin mirar a quién.
Autor: Jose Vte Navarro Rubio
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