Y se habla de la soledad sin haber vivido
en las mazmorras de los presidios.
De ella tanto se ha escrito
que no hay poeta que no la haya sentido
al echar mano de la pluma, del testigo,
con el cual inmortalizar el interior del alma desposeída de cariño.
En la soledad viven quienes se sientan atraídos
por algo que en ellos brota
y es muy difícil compartirlo.
La soledad ante el pelotón
a la espera de un tiro
y el último rayo de luz
como testigo
del crimen horrendo con el cual borrar de la tierra
a quienes comparten otros principios.
Federico Garcia Lorca entre ellos,
así camina el mundo,
en la ribera del río Manzanares
se jugaba a la gallina ciega,
majas y majos, entre gritos de delirio.
Autor: Jose Vte Navarro Rubio
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