miércoles, 24 de enero de 2018

POESÍA: POR NO CALLAR, ESCRIBO.

Una clavícula rota no es nada en la vida
aunque te impida el movimiento,
todo queda en ser como el pájaro herido
en el cobijo de la última mata de un ribazo,
lo normal en la vida
de quienes se mueven rozando
limites no conquistados,
a los cuales solo acceden los osados.

Alguien tuvo la idea de inmovilizar la clavícula
y así anda quien les escribe 
a la espera de volver al camino
para no ser como el pájaro herido
en el tiempo que queda entre la vida y la muerte
algo así como un corsé atado al tronco de un almendro seco.

Solo me queda en esa perdida de tiempo improductiva,
24 horas al día,
pasear la mirada por las estanterías de una librería
y mirar los libros
como quien observa un tarro de queso en aceite
y espera a que el tiempo cure las heridas.

Vino el arquitecto
y señalo en un plano lo que quiso,
marco rayas sobre una pared
como si los libros fueran ladrillos en su interior vacíos
y aquella habitación grande con ventana a la calle y puerta de dos hojas
se estuviera preparando para albergar clavículas rotas, radiografías
y partes de hospitales con diagnósticos que apuntan hacia roturas de miembros óseos.

Autor: Jose Vte. Navarro Rubio





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