Y en esto Neruda por testigo
me llegó la poesía,
llena hasta la última silaba
de todo aquello que hace feliz
a los animales de las selvas prohibidas.
Sin más guerras que las diarias
contra la incultura,
sin más pobres
que los que se anuncian en las morgues,
para estudio de los estudiantes de medicina,
uno avanza
en esa rutina extrema
de ser ariete y defensa
de un partido jugado en mitad de una orgía,
la de los poetas, libres,
la de las musas,
la de derechos que apuntan
a una civilización más comprometida
con el medio ambiente y con la cultura.
Yo, sí,
y no me digas
otra cosa que no sea
hacer fuerte los cabos
para que las tormentas no destruyan
la lucha del ser humano contra las barbaries y las furias.
Para esto sirve la poesía,
par romper cadenas,
para hacer útiles las quillas,
templar gaitas,
denunciar lo que se te ocurra.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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