La alquimia como testigo
el hombre se abre
enseña sus pupilas
se dilata su frente,
es el amor pedido
lo que en su interior arde
la culpa la tiene una tea,
quien sabe
si más allá de los bosques de hojas perennes
hay valles
donde dar descanso a las preguntas
que no se pueden
responder, ni se quiere.
Autor: José Vte.Navarro Rubio
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