La desnudez del poema
y la mano temblando sobre ella,
el verso inquieto
y la tranquilidad de las aguas
convertidas en parte de su cuerpo,
como siempre aparece el tiempo
testigo directo de lo que hacemos,
como siempre cuando se habla de versos
terminamos por ponernos tiernos.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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