Ojo con el día,
ajo y pasa
quien come
y en estas se marcha
camino de otras tierras
hasta la Mancha.
Ciudades de dominio
y de Sanchos Panzas
con sus molinos
y mesnadas,
rebaños de ovejas
y cuadras.
Cubos de pastor
en el horizonte
casamatas
y en tierra de nadie
un Don Juan,
y una estimada,
Inés,
su amada.
Corren malos vientos,
entre las carrascas
se esconde el azor y el águila,
a la espera,
sus ojos son como grandes ventanales abiertos que trasladan
el interior de unas vidas dedicadas
al vuelo rápido en las grandes explanadas
de las tierras inhóspitas
de un territorio cortado a filo de navaja
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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