Sonríe Teia
en su cuna nos tantea,
es ella,
como un manantial de luz,
es, su cara,
una pequeña esfera,
que ilumina con sus ojos
a quienes la observan
allí donde ella juega
con sus brazos y piernas.
En el despertar del día
se oye
se oye
el cantar de una alondra
en el abismo que siega
un tejado de viejas tejas.
En la mañana llega
el rumor de quien espera
el rumor de quien espera
la voz dulce
de esos padres que acechan
de esos padres que acechan
Ximo y Mireia,
hasta allí donde Teia
reclama con insistencia
ser en la mañana
como el resplandor del sol
que se acerca.
ser en la mañana
como el resplandor del sol
que se acerca.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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