Dormita en su encierro
la palabra casi credo,
parca ella, crujiendo,
en las altas tierras
de los lejanos desiertos.
Casi pluma, casi tiento,
la suave sonrisa,
el creciente deseo,
de la palabra amiga
cómplice de quien escribe estos versos.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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