Una nueva marcha
aulla sobre un
roquero
en una alta meseta,
Millares como meta
XXIV van
y así como se cuenta
todas las que nos
quedan.
En un wassap se
apuntan
ellos y ellas
vienen como en la
noche
las estrellas
para dar luz
en un cielo lleno de
piedras.
Todo nace
Con esa paciencia
que Ricard pone
en todas sus empresas.
Ustedes digan
que yo llevo las
cuentas
de las tallas y de
las camisetas.
Pidan la talla que
toque
no por tener más tela
abriga más la prenda.
Unos tras otros
los días se llenan
de nuevas altas,
las bajas también se
cuentan
en ese Wassap
que rechina
como una flauta
vieja.
Todo comienza
en una Noria
desde allí saldremos
con la casa a cuestas
camino de La Parra
todavía la noche
serena.
En la laguna gorgotean
las lagrimas
de quienes hasta ella
llegan,
fondo sin aristas
nace la hierba
sin saber si es mala
o buena.
Pertecaste
si fue cueva
en mitad de una
vereda
nadie sabe hasta
dónde llega
todo sea
que en ella habiten
vampiros
colgados como jabugos
a la espera de que se
marche la seca.
La cañada Real de Castilla
por estas tierras se
eleva
viene de lejos
y por ella
llegaba el ganado
soñando con las parideras,
Por allí se encuentra
el Agujero del Tortero
la vereda del Pollet
y
la cueva de la “Güela”,
en esto los toeros son
amantes de la
naturaleza
más que los conejos y
las ovejas.
Adelfas y musgos,
líquenes
y entre hierbas,
cantos que si se
escuchan
son de sirenas,
si usted los oye
corra entre las peñas
pues solo quieren
que te quedes con
ellas.
Quedan las simas
allí donde estas se
encuentran
la del Candil y pocas velas,
la del Serrano tan bella
y la del Campillo lamiendo una ladera.
Y llega el bocata
y llega
el alivio de la
espera
junto a una fuente
de aguas tiernas
allí donde la
naturaleza
toma el nombre de
casi estepa.
Afloran por estas
tierras abrevaderos
como niños en una
escuela,
la del Chorrico y Cambra
y así se cuenta la de
la Higuera
que nunca dio ni
higos ni brevas.
Majalico blanco
al fondo se avista
una sierra,
flores blancas
entre ellas la
Cabrera,
comen hierba las
cabras blancas
se alimentan
de la sal de grandes
piedras.
Basa 9, Casa y Corral
y lo que queda
en el cielo hurracas
que van camino de
otras tierras
y en la senda
pisadas de duras
suelas.
La Ceja
sobre los ojos
sujetan
hasta las ideas,
quienes hasta ella
llegan
ya puede estar de enhorabuena.
El Júcar sobre estas tierras
o es río que muerde
o charco que
revienta,
¡ojala lo vean!
ya su ladera
a nuestras espaldas,
como si un sueño
fuera
y quien sueña
águila volando sobre
las peñas.
Un coche nos sigue
va con la primera
puesta
no fuera el caso de
que se cayera
por una cuesta,
en el Ricard lleva
de todo un poco
sobretodo mucha
paciencia.
Ya sobre la derecha
de un río
que viene de otras
tierras,
volaremos
si es que los humanos
vuelan
entre pinos
y laderas,
entre ruinas
nos saldrá de la boca
un palmo de lengua
hasta allí donde se
levanta una meseta.
Ya en Millares comenzará la fiesta,
sin tricornios,
en una vieja caserna
beberemos
agua o cerveza
y comeremos a pierna suelta
productos de la
tierra,
embutido, panceta,
queso
y para no irnos con
pena
algo más habrá sobre
la mesa.
Seguro que Pep Cebrià
dice que con esta
se despide,
pero no le crean
así lo viene diciendo
desde la primera.
Y ahora si
el autobús no espera,
de uno en uno
entraremos y saldremos
por una puerta
pensando en la
próxima,
si es que esta llega.
¡Ojo al dato
y el día tres del
once
no se me duerman!
que ya en la Noria
y la hora sexta en la
esfera
del reloj
de la Catedral de la Ribera
a nadie se espera
por mucho enchufe que
tenga.
Autor: José Vicente
Navarro Rubio
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