Yo he vivido
en el dolor de los que murieron
encontré mi refugio.
.
La hoja del olmo,
tal vez el verde,
quizás el amarillo,
se encuentran allí donde un ave construyó su nido.
Tan así
como que los días son
harina y trigo
entre las manos de un niño,
amasando días tristes
casi de luto,
el entorno clamando
y en ello un suspiro.
Vuelvo, el tiempo posee sus caminos,
atravieso los desiertos de lo que creía ya perdido
y llego, así, un rayo rompe los abismos
al principio, casi Verbo, casi cruz, casi acantilado profundo.
Somos los mismos,
él y yo,
los huesos son testigos
del último combate,
su último,
aquel que ocurrió en la España rota por el franquismo.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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