Es un acto de amor
la del recogedor de frutas,
acariciando con sus manos
los senos y la vulva de la fruta.
De las rama,
ellas,
sus más bellas criaturas
pendiendo de un hilo de vida,
a la espera siempre
de ver la figura
de su amante caritativo
que desde siempre acude
a cumplir con su rutina,
querer a sus amantes
en esos sus últimos días de vida.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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