POESÍA: A CUENTA DE REQUIEM Y DE ÁNGEL ALVAREZ (I)

No recuerdo que estuvieras
por allí sumando
otra cosa que tragedias,
tu  punico en un brazo
en una movida, casi atasco,
de jóvenes vencidos al Dios que diluido
pesa así como un gramo.

Y todo se hacia
por un orgullo innato
el de la juventud rebelde demostrando
otras galaxias
a pocos pasos
del hogar paterno, nido en una rama con sus guachos graznando.

Ríos de sangre
o
corriente bajando
por los brazos
dormidos
acostumbrados
al pinchazo inoportuno
avisando
que detrás llega un caballo desbocado
con sus crines sueltas
al viento señalando
la fuerza que lleva  hacia paraísos añorados.

¡Venid!
grita
el poeta transformado
en el viejo sabio,
chamal de una tribu
que vive pensando
en el presente que va de la aguja al sueño congelado.

Y acuden desparramados,
en una película
blanco y negro
sin revelado,
los amigos que se fueron
las amigas que le prestaron
sus pechos vacíos
último descanso
de quien cantando los viejos salmos
se escapa
sin pedir nada a cambio
hacia otra movida, quizás sepas, que el polvo allí les está esperando.

Autor: José Vicente Navarro Rubio