Hacia el mar
la Albufera se estira
y su lengua húmeda profundiza
hasta allí donde el agua salada
se deja querer,
esta es la frase más justa.
Muy querida la Albufera
resiste a las furias
de quienes sobre ella vierten
montones de basura
que en las aguas diluidas
son manjar exquisito
de su fauna lacustre marítima.
Un puñal el de la incultura
amenaza a diario
a esa joya cautiva
entre cañas y dunas.
Coto donde reina la vida
si en ella miras
se ve la luz del sol y de la luna
sobre sus aguas
ya plancha de metal dura
que le sirve de sepultura.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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