Se citan a continuación diferentes artículos que tienen que ver con el Monasterio del Escorial, panteones y pudridero:
La España negra de Verhaeren. Regoyos, Darío de - Libro - 1924
No le faltaba más que ver el pudridero de los reyes en el monasterio de El Escorial, para que su entusiasmo llegara al delirio; pero como allí no puede entrar nadie, se le explicó que los reyes e infantes permanecen diez años en nichos ordinarios de un subterráneo por donde pasa un arroyo de agua para purificar el aire, y que terminados los diez años pasan de su caja de cinc al sarcófago de mármol que les espera en el gran panteón.
La educación de un rey "a nativitate" Navas, Juan Gualberto López Valdemoro de Quesada - Libro - 1921
En el patio de los Reyes Bíblicos un nutridísimo grupo de damas llora en silencio. Forman parte de él algunas de las que agitaron sus pañuelos desde los balcones de la Calle Mayor. Don Alfonso XII, tendido en el féretro, bajo el pórtico de la basílica, 110 responde a los tres llamamientos del Comandante General de sus Alabarderos, que rompe la espada, poniendo punto final al regio duelo. Los Monteros de Espinosa, requeridos por el Ministro de Gracia y Justicia, juran que aquel es el cadáver del Rey Don Alfonso XII, cuyo sueño velaron durante diez años. El clero de la Real Capilla de Madrid se retira, y los frailes agustinos se hacen cargo del muerto para llevarle a El Pudridero... Yo me enjugo unas lágrimas en los vuelillos de la casaca
Panteones de reyes y de Infantes en el Real Monasterio de El Escorial. Moreno y Gil de Borja, Luis - Libro - 1909
PUDRIDEROS
Ocupan los locales antiguamente destinados á sacristía del Panteón y á Panteón do Infantes. Hemos dicho que sus entradas respectivas están en el segundo rellano de la escalera: la del pudridero que fué sacristía, á la derecha de quien baja al Panteón, y la del pudridero que fué Panteón de Infantes, á la izquierda. En el primer pudridero, después de un pasillo, hay dos piezas, soladas de piedra berroqueña y alumbradas por una ventana.
En la pieza más interior están el cadáver de la reina Dña Isabel II, que murió en 9 de Abril de 1904, y el de su augusto esposo, el rey D. Francisco de Asís, que falleció en 17 de Abril de 1902.
El pudridero de la izquierda consta de dos piezas superpuestas, que se comunican por una escalera de caracol, de piedra berroqueña, con veinticuatro gradas. Una y otra pieza tienen de largo diez metros, y de ancho cuatro metros, cuarenta y cinco centímetros. En la inferior hállanse hoy depositados los cadáveres de la malograda princesa de Asturias Dña María de las Mercedes de Borbón y de Austria, que falleció en 17 de Octubre de 1901, y el de su augusto hijo el infante Don Fernando María de Borbón y Borbón, fallecido en 4 de Agosto de 1905. En la pieza superior se guardan setenta cajas correspondientes á los cadáveres que se trasladaron al Panteón de Infantes, y las dos tapas de las cajas de los Duques de Montpensier. En la pieza inferior sólo estuvieron los cadáveres de la reina Cristina y del príncipe Girgenti.
Respecto del destino actual de estas piezas se han divulgado muchas patrañas. Lo cierto es que en su suelo, sobre cuñas de madera, se colocan los féretros de plomo, después de agujorearlos, y se incomunica con doble tabique el sitio en que queda el cadáver. Cuando, transcurridos algunos años, se cree que los restos mortales están completamente enjutos y no despiden mal olor, se derriban los tabiques, y, después de cerciorarse de su estado, se trasladan los cadáveres á las respectivas urnas.
PANTEÓN DE REYES
La arquitectura del Panteón es de orden compuesto. La construcción está hecha entre los cimientos de la iglesia principal, de manera que el ara del altar mayor corresponde con la clave de la bóveda del Panteón. La planta tiene figura poligonal, con diez y seis lados, cuya longitud es, alternativamente, de un metro, treinta y seis centímetros, y dos metros, cincuenta y cuatro centímetros. Los lados más cortos afectan muy ligeramente la forma circular. El perímetro del polígono es de treinta y un metros, veinte centímetros; el radio de cuatro metros, noventa y cinco centímetros, y la apotema de cuatro metros, ochenta y cuatro centímetros. La altura del Panteón es de cinco metros, sesenta y ocho centímetros, desde el pavimento á la cornisa, y cuatro metros, cuarenta y seis centímetros desde la cornisa á la clave. El enlosado es de jaspe de Tortosa con fajas de mármol de San Pablo, que dibujan pirámides, cuyas bases son paralelas á los lados mayores del circuito, y cuyos vértices aparecen truncados por un florón que se forma en el centro y está admirablemente hecho con embutidos de diversos mármoles. Otras fajas, aumentando gradualmente su anchura, se dirigen desde dicho florón al centro de los lados mayores del polígono; y otras, en fin, siguen junto al zócalo todas las líneas del perímetro.
El muro descansa sobre un pedestal, alto de cincuenta y seis centímetros, con recuadros de jaspes embutidos y fajas de mármol, separados unos y otras por adornos de bronce dorado á fuego, que figuran hojas de laurel, superpuestas para que formen guirnalda. Sobre este pedestal se levantan, en los ocho lados más cortos del muro, sendos pares de pilastras estriadas, de jaspe de varios colores, con basas y capiteles de bronce dorado. Pertenecen al orden corintio, y tienen cuatro metros diez y nueve centímetros de alto por cuarenta y cuatro centímetros de ancho. Las traspilastras son también de mármol, lo mismo que sus entrecalles, que forman recuadros de veintiocho centímetros de ancho, ceñidos con molduras de bronce. A la mitad de la altura de las entrecalles hay fijas unas figuras de ángeles, también de bronce, en actitud de volar y con candeleros en las manos. Dichas figuras tienen ochenta y cuatro centímetros de alto.
En los capiteles de las pilastras se apoya la cornisa, también de mármol, adornada de bronces en los encontados del arquitrabe, en los delicadísimos follajes del friso y en los modillones de la corona, cuyos dentellones pertenecen al orden jónico.
Los ocho lados mayores del muro están ocupados: uno, por la puerta, el frontero á ésta por el altar, y los seis restantes, tres á cada lado, por veinticuatro urnas sepulcrales. Tiene cada hueco igual altura que las pilastras, y un ancho de dos metros veintitrés centímetros. El correspondiente al altar rompe la cornisa, por tener mayor altura que los otros.
El claro de la puerta es de dos metros cincuenta centímetros de alto por un metro veintiséis centímetros de ancho, y las jambas y dintel se adornan con encontados de bronce. Junto á cada jamba se forman dos nichos cubiertos de grutescos de dicho metal, y se muestra una pililla de hermoso jaspe sanguíneo, en la que se pone el agua bendita. Entre el dintel de esta puerta y el arquitrabe, hay dos encasamentos superpuestos, con otras tantas urnas sepulcrales.
Isabel II: Intima, apuntes histórico, anecdóticos de su vida y de su época. Cambronero, Carlos - Libro - 1908
Acto seguido fueron conducidos los restos de Dña Isabel al sitio que se denomina el Pudridero, donde permanecieron determinado tiempo antes de ser colocados en la urna que les corresponde en el panteón. En aquel sitio se reconocieron por los monteros de Espinosa, quienes doblando una rodilla juraron ser aquel mismo el cadáver que les fué entregado en París. Realizada esta ceremonia solemne, rezóse un responso, y pasó el féretro al mencionado Pudridero. Comenzóse a tapiar la entrada, y tras de esto se extendió y firmó el acta de enterramiento que firmó como notario mayor del reino el Sr. Sánchez de Toca. A seguida se entregaron el acta y las llaves de la caja al mencionado prior, y con ello dio término la inhumación de los mortales restos de doña Isabel II.
Guía del Viajero en España...... Comas Galibern, José - Libro - 1881 El Escorial .
El Panteón de los Reyes es un lugar subterráneo situado bajo el altar mayor, y al cual se desciende por una escalera de granito. A la mitad de ésta se encuentra una especie de sala o cueva en la que se depositan los restos mortales de los Reyes, permaneciendo allí hasta que se hallan totalmente descompuestos y están en condiciones de ser trasladados á la urna cineraria que en el Panteón se les destina. A esta cueva ó sala se le da el nombre de Pudridero.
Más abajo se halla el Panteón, deforma octógona, revestido de mármoles, pórfidos y adornado de bronces dorados. Seis lados de este octógono se hallan ocupados por cuatro hileras de urnas sepulcrales de mármol negro llevando un nombre
Un viaje al Escorial; descripción ordenada del Monasterio y Palacio, eregidos por Felipe II y de las modernas casitas el Infante y del Principe Martín y Santiago, José - Libro - 1868
Pudrideros.-Panteón de Infantes .
Al bajar la escalera del recinto que pisarnos, hemos visto dos puertas en el descanso de en medio, las cuales, según dijimos, dan paso á los Pudrideros, á la Sacristía del Panteón, y al de los Infantes.
En esta SACRISTÍA se conservan las cajas exteriores de las personas reales, cuyos cuerpos han de pasar luego al Panteón de Infantes, mientras aquellos permanecen en el pudridero: es una pieza, sin nada notable.
Los PUDRIDEROS son tres: uno en la Sacristía, y dos en la bóveda baja del Panteón de Infantes. Se colocan en ellos los cadáveres, y se tienen tabicados 50 , 40 , o más años, hasta que consumida la humedad, y cuando ya no despiden olor alguno, pasan á ocupar las urnas ó nichos que les corresponden.
La referida bóveda, es una pieza de 5 6 pies de largo, por 1 6 de ancho y de alto. Al extremo de ella hay una escalera de piedra berroqueña en forma de caracol, por la que se sube á otra sala semejante á la de abajo: en todo el contorno de la superior, que es verdaderamente EL PANTEÓN DE INFANTES, se ven unos estantes de pino, pintados de tal manera que aparecen como de mármol; los nichos están distribuidos entre s órdenes, unos sobre otros, teniendo en su frente unas tarjetas, con los nombres de las personas que en ellos se depositan. Estas son hasta hoy 65 en la siguiente forma: 8 reinas, 9 príncipes, 1 princesa, 26 infantes, 17 infantas, 2 archiduques, 1 duque y 1 feto.
Esto Panteón, privado totalmente de ventilación y luz, es demasiado pobre y poco apropósito para llenar su objeto; comprendiéndolo así, sin duda, S. M. LA REINA, ha mandado construir á sus expensas otro que lo sea , y que tendrá su entrada, según noticias, por el sitio en que está colocado el retrato de F R . NICOLÁS DE MADRID.
El coste general de la obra de ambos Panteones, según las cuentas originales del referido FR. NICOLÁS, subió á 1.099,05 8 reales y 2 7 maravedises, de los que se gastaron en el de Infantes solo 19, O Í D reales y 2 2 maravedises.
Guía del viajero en San Lorenzo del Escorial: Ramírez y La Guardia, Luis - Libro - 1874
EXTRACTO DEL CEREMONIAL OBSERVADO EN LOS ENTIERROS DE LOS REYES.
Embalsamado el cadáver, y vestido de gran uniforme con todas sus condecoraciones se colocaba en una caja de plomo con visera de cristales, y esta caja dentro de otra de madera forrada de brocado con galones de oro, y se ponía a la vista del público, en cama imperial, en el salón principal de Palacio en el cual se decían misas y so celebraban los oficios de difuntos en los que permanecía el cuerpo presente
El día de la conducción por la mañana temprano salía ordenado el entierro de Madrid por la puerta de Segovia.
El mayordomo mayor llevaba carta de su Majestad para el Prior de San Lorenzo, que lo enviaba por un correo, que se adelantaba la comitiva.
En el Escorial de Abajo se volvía a ordenar el entierro como salió de Madrid agregándose delante los guarda-bosques, la justicia de la villa y el alcalde mayor del sitio. La comunidad salía a recibir el cadáver á la puerta principal, y Cantando un Miserere se dirigía con el acompañamiento al túmulo colocado en el centro del templo. Dicho el oficio entero de difuntos, la misa y los responsos, se conducía el cadáver al Panteón y rezadas las últimas oraciones se verificaba la ceremonia de la entrega del cadáver al Prior, levantándose el acta correspondiente. El capitán de la guardia se acercaba á la visera de cristales de la caja interior de plomo diciendo en alta voz por tres veces: Señor, Señor, Señor .... y hacia una breve pausa exclamando luego El Rey es muerto, y rompía con la rodilla su bastón saliendo de allí precipitadamente. Después el prior con los albañiles y sin pompa ni testigos, hacia conducir la caja de plomo al pudridero, y abriendo en aquella varios agujeros para la salida de los gases cadavéricos se tapiaba la habitación. La caja de madera se deshacía, empleándose su forro y galones para ornamentos de iglesia.
Recopilación de Jose Vicente Navarro Rubio
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