Para terminar la reseña de los materiales urgo-aptenses, haremos
mención del monte de las Zorras, eminencia de 233 metros de altitud, que se halla aislada entre el mar y los arenales de la costa, y
parece desprendida de la vecina sierra de Corvera. Hállase esa eminencia, cuya extensión es escasa, compuesta de bancos de caliza que
por el Este buzan ligeramente hacia el mar, y presentan por el Oeste
tajos y escarpas notables. De las cabezas de los bancos, cuando quedan sin base, suelen desprenderse grandes moles que llegan rodando hasta las mismas casas de Cullera, villa edificada al pié del monte,
y tanto es así, que á mediados de Mayo de 1881, estando nosotros en
dicha población, cayó con gran estrépito una peña sobre la posada
del Caballo, matando algunos animales y dejando en mal estado el
edificio. Entre las capas de caliza hay algunos delgados lechos de
marga, roca que se desagrega fácilmente, y es con frecuencia arrastrada por las aguas; y cuando esto acontece, prodi'icense en el terreno huecos que, si llegan á ser considerables, determinan los indicados movimientos.
Cerca de la cumbre del monte las margas son blanquecinas, consistentes y tuberculosas, mientras que la caliza es compacta, dura, de
color claro y algo magnesiana, mostrando en algunas superficies puntos brillantes y venas de espato calizo. Alternando con los bancos se
ven al pié del monte varias capas delgadas de caliza muy compacta y
de fractura concoidea, cuyos colores varían desde el gris-amarillento
al gris oscuro.
Esta eminencia llamó la atención del naturalista Cavanilles, quien
la describe en los siguientes términos: «Toda la sustancia del monte
»es caliza, dispuesta en bancos horizontales de un mármol gris con
»puntitos blancos, muchas veces brillantes. En la extremidad contigua al mar, las penas tienen poca unión y muchos agujeros en varias direcciones; son de un color negruzco, y apenas crece allí planta alguna. Se componen regularmente de conchas bivalves que parecen camas muy pequeñas, en cuyo interior se hallan arenas. Muchas están enteras, agrupadas y medio cubiertas de piedra; otras
«mutiladas, y otras se reducen á polvo. Hay también en aquellos grupos la estampa, y á veces la figura del gusano de mar del género tubípora, que parece el serpens.'>
¡Nosotros no hemos encontrado fósiles en las calizas; y como éstas
se hallan además rodeadas de agua y de arenas, y no tienen relaciones visibles de estratificación con ningunas otras rocas, creemos de
difícil determinación el verdadero lugar que les corresponde en la serie de los sistemas geológicos; pero teniendo en cuenta la proximidad
del monte á la sierra de Gorrera, de la cual se halla separado por una estrecha llanura que riega el Júcar, y fijándonos, además, en los caracteres y yacimiento de las calizas, consideraremos á éstas como cretáceas, no obstante que algunas de sus capas, las inferiores, tienen por
su escaso espesor y por su aspecto, alguna semejanza con las del sistema jurásico.
Si las rocas del monte de las Zorras son cretáceas, también deben
serlo las de una pequeña eminencia, llamada cerro de los Santos, que
rodeada por completo de arrozales, se levanta no lejos de la costa,
entre Sueca y la Albufera de Valencia
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