Entraba la noche
en lo más profundo
en lo más profundo
de pueblos y villas heridas,
con sus calles desiertas
con sus calles desiertas
sin más vidas
que las que se veían
en los restrojos y eras
y en los casinos en los cuales pasaban los días
los campesinos y pastores de una Mancha
por el cielo maldecida.
Sobre un paredón blanco
construido de paja
y arcilla
se erguía
la torre cuadrada
la torre cuadrada
del señor de aquella villa
con su escudo labrado
con su escudo labrado
de extrañas figuras.
Castillo viejo con sus almenas
y pórtico plateresco
de buena arquitectura
las campanas sonaban
las campanas sonaban
así como si tocaran a misa
en villorios
en villorios
sin más flores que las se adivinan
en las mejillas
de mujeres que sobre los arenales secos y juncos cantaban
de mujeres que sobre los arenales secos y juncos cantaban
sus pasiones escondidas
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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