No fue la muerte,
no la llamada,
no la lanza,
el espadazo,
la flecha hincada,
el sonido del aire,
el balar de las ovejas cercanas,
los cencerros, la tocata,
el ligero brote de voz,
la cascada
de sangre caliente.
muere el ser
y se le va el alma,
entre silencios,
espantan
los colores del cielo
el negror
en la noche que avanza,
entre caminos
por los que avanza
un cortejo triste
que lleva entre sollozos que no paran
a su capitán que muere
sin más gestos ni palabras
que la mirada al cielo
y las manos cruzadas
sobre el pecho, descansan
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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