Estrella que yo me guiso
y que no sabe a nada,
que luce sus verdades,
que guerras si las hay
ella las desparrama.
Ya estrella muerta,
de los caminantes
una mancha,
que desfila por mi vista
y que me señala
campos de muertos
con sus frías lápidas,
sarcófagos con huesos
lloros y lágrimas.
Que las estrellas si se ven
es que ellas engañan
pues están pintadas
para glorias de quienes mandan
del mismo color negro
que la oscuridad malsana
de las minas de carbón
donde los mineros cavan
sus muertes anunciadas.
Ay de esa estrella
que el cantante cantaba,
con voz de poeta que empreñaba las palabras,
duende que ya no existe
que murió sin saber que se marchaba.
Ojos de moza enamorada,
esa estrella apagada,
que de un relente
opaco en palabras
descubrió que ella era a la que se le cantaba.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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