Me olvide del telón de acero
y me olvide
de aquellos tiempos
en que una juventud errante
mataba el tiempo
domesticando en las barras de los bares
la ginebra y el ron
que de un zarpazo servía
para levantar el cuerpo
contra los enemigos externos.
La sociedad en su conjunto
cogida por los pelos.
Por allí los románticos
y los estudiantes
que se querían convertir
en los paladines del pueblo.
Y por allí
los gestores del nuevo cine
con Buñuel en su pensamiento.
Por allí Eduardo Hervás
atornillando palabras
a los versos,
sumando teorías
convenciendo
al proletariado
inmerso
en sus luchas
y celos
que él burgués
se sentía al igual que ellos
marcado por el dedo,
y no le creyeron,
solo el gas
supo ponerlo
a la altura
donde solo van
los ángeles buenos.
Por allí,
Ludwig, Luis Felipe II de Baviera
y Yohnny cogió su fusil
y Emanuelle Negra,
y Viridiana
y Simón del desierto
y Gritos y Susurros.
Por allí pasaron ellos,
los duendes de otros tiempos,
Por allí anduve yo,
un crio
por cierto,
viviendo de aquel ambiente
que recuerdo
con la ternura
de quien exploraba un mundo nuevo.
Calle Mayor,
El Último tango,
Dos hombres y un destino,
el acorazado Potemkin,
y una retahíla de películas
que todavía se recuerdan
por ser algo más que cine
en una pantalla,
algo más de lo que creían ellos.
Me olvide de Capsa 13
por si acaso,
los demonios estaban dentro
y al entrar escupían,
como los sapos Bufus,
veneno.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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