Y siga usted a lo suyo,
hágalo con fe
e intente
comprobar
en que queda eso
de experimentar
con la comida.
He tirado,
a una paloma
comida,
y ésta desde una señal de tráfico
vigila.
Cauta,
espera,
parece que piensa
que todo puede ser
una gran mentira,
por eso no quiere
poner en riesgo su vida
y controla,
en unos minutos interminables
que no terminan.
Algo no le cuadra
a la paloma
y es por eso que se marcha
y deja su comida,
a riesgo de pasar hambre,
pues no hay nada peor
que ser paloma
en una ciudad
que no las quiere vivas.
A vuelto la paloma,
y se van a cumplir
mis expectativas,
y llega también
un gorrió que pica,
del pan
hecho con harina
de color amarilla.
Desanimadas las palomas
continúan
con su pobre vida
de mendigas
destinados a comer las migajas
que otros tiran.
Mañana probaremos
con harina de trigo
que les es más conocida
y nutritiva.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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