En el Oeste hubiera sido
un vil cuatrero,
un revolucionario
de esos
que roba a los ricos
y a los pobres les regala
caramelos,
que sí
que es de verdad
que me he cansado de oír
que había bandoleros
que lo que robaban era
para los pobres de su pueblo.
Y es que ya está bien de cuentos,
quien roba y pone en ello su pellejo
si le da algo
será seguro
que menos
que lo que cabe en un dedal de hierro.
Autor: José Vicente Navarro Rubio
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